Una a una
aparecen ante mí.
¡Cómo puedo soportar tanta dicha!
Esperaban en algún lado, quizás fuera
o perdidas dentro.
Salen de todas partes como libélulas amarillas.
Son alegrías que se retuercen y recorren mi mente;
y trepan por las asas
que antes sujetaron pena,
y ahora fabrican naranjas en mis ojos.
Antonio Alberca del Blog BurroconV
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