49/365 Oda a un reloj en la noche



En la noche, en tu mano
brilló como luciérnaga
mi reloj.Oí su cuerda:c
omo un susurro seco
salíade tu mano invisible.
Tu mano entonces
volvió a mi pecho oscuro
a recoger mi sueño y su latido.
El reloj siguió cortando el tiempo
con su pequeña sierra.
Como en un bosque
caen fragmentos de madera,
mínimas gotas, trozosde ramajes o nidos,
sin que cambie el silencio,
sin que la fresca oscuridad termine,
así siguió el reloj cortándo
desde tu mano invisible,
tiempo, tiempo,
y cayeron minutos como hojas,
fibras de tiempo roto,
pequeñas plumas negras.
Como en el bosque olíamos raíces,
el agua en algún sitio desprendía
una gotera gruesa como una uva mojada.
Un pequeño molino molía noche,
la sombra susurraba cayendo de tu mano
y llenaba la tierra.
Polvo,tierra, distancia
molía y molía
mi reloj en la noche,
desde tu mano.Yo puse mi brazo
bajo tu cuello invisible,
bajo su peso tibio,y en mi mano
cayó el tiempo,la noche,
pequeños ruidos
de madera y de bosque,
de noche dividida, de fragmentos de sombra,
de agua que cae y cae:
entonces cayó el sueño
desde el reloj y desde
tus dos manos dormidas,
cayó como agua oscura
de los bosques,del reloj
a tu cuerpo,de ti hacia los países,
agua oscura,tiempo que cae
y corre adentro de nosotros.
Y así fue aquella noche,sombra y espacio,
tierra y tiempo,algo que corre y cae
y pasa. Y así todas las noches
van por la tierra,no dejan sino un vago
aroma negro,cae una hoja,una gota
en la tierra apaga su sonido,
duerme el bosque, las aguas,
las praderas,las campanas,los ojos.
Te oigo y respiras,amor mío,dormimos.

Pablo Neruda

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